Consumo eficiente en el hogar

Reduce tu gasto energético: Consumo eficiente

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De entre todos los consejos para ahorrar en nuestras facturas de luz y gas, el más popular es el que hace hincapié en ser consumidores más eficientes. Pero, ¿cómo podemos mejorar la eficiencia energética? Hemos querido recopilar los principales métodos y pautas que podemos aplicar para que nuestras facturas no se disparen.

¿Qué es el consumo eficiente y cómo se consigue?

Cuando hablamos de consumo eficiente nos referimos a utilizar la energía de la mejor forma posible para no malgastarla y pagar más a final de mes. Esto quiere decir que no solo basta con controlar el no dejarnos las luces encendidas, por ejemplo, sino buscar las bombillas y lámparas que menos electricidad necesitan para funcionar bien.

Cualquier persona puede conseguir ser más eficiente siguiendo pautas de consumo responsable, al fin y al cabo no tiene mayor misterio. Sin embargo, si es la primera vez que nos topamos con el término y no sabemos por donde empezar, hemos marcado dos rutas:

La primera es la casa en sí, el envoltorio. Un inmueble puede ser más o menos eficiente en función de su ubicación, orientación, edad… Dado que estas particularidades nos las podemos modificar, deberemos fijarnos en aquellos puntos que sí se pueden reformar para conseguir un hogar más confortable. Por ejemplo, una casa será más eficiente si no le entran corrientes de aires porque las ventanas no se cierran bien.

La segunda tiene que ver con los electrodomésticos que completan nuestra casa. En los últimos años se ha expandido el uso de las etiquetas energéticas que nos dan pistas sobre cuán eficientes son estos aparatos.

Si mantenemos nuestra casa para que la energía se aproveche al máximo y no se pierda, ya empezaremos a notarlo en nuestras facturas. Además, si a esto le sumamos una buena tarifa o bajamos la potencia en busca de un mayor ahorro, tendremos el combinado perfecto para convertirnos en los consumidores energéticos más eficientes y ahorradores.

Casa eficiente, ahorro a largo plazo

Tal y como decíamos, el primer paso para evitar un vórtice en nuestra economía familiar por culpa de un exceso de energía pasa por tener la casa lo más eficiente posible. Tal es la importancia de nuestras instalaciones que, desde hace unos años, es obligatorio que los inmuebles que se quieran alquilar o vender dispongan de un certificado energético.

Este documento señala la energía que debe consumir nuestra vivienda para ser confortable, así como la residual: la que desperdiciamos por no tener «a punto» nuestro hogar. De este modo, si aún no tenemos una casa, debemos revisar bien la valoración de este examen, ya que un precio elevado por una vivienda que requiere un consumo muy alto no merece la pena. Claro está, si tiene un precio de mercado bajo y sabemos de antemano que requiere una reforma, ¡no hay más que hablar!

Ahora bien, si ya tenemos un piso (bien de propiedad o alquilado), el primer paso para ahorrar en nuestras facturas pasa por revisar algunas zonas de nuestra casa como por ejemplo fachadas, ventanas o cristaleras que permita una buena impermeabilización: que no traspase el frío, ni se escape el calor.

Electrodomésticos, mejor de clase A o superior

Ahora que ya tenemos la casa lista para consumir la energía justa, toca amueblarla. De primeras cualquier electrodoméstico podría valer; sin embargo, si queremos mantener nuestras facturas controladas lo mejor es decantarnos por los que son más eficientes. Al igual que pasa con las viviendas, ahora no hay aparato que no lleve adjunta su etiqueta de eficiencia. Por lo tanto, si tenemos que comprar un nuevo horno o renovar nuestra lavadora hay que echarle un vistazo. Pese a que sean un poco más caros debemos saber que a la larga compensa.

Un electrodoméstico valorado con la letra G consume hasta 3 veces más que uno de clase A.

El único inconveniente que nos podemos encontrar es que existen aparatos que siguen sin incluir estas etiquetas. Este es el caso de pequeños electrodomésticos, equipos informáticos o cocinas. En estos casos lo mejor es aplicar el sentido común.

Ahora bien, si ya tenemos el piso equipado, la solución pasa por gestionar nuestro consumo de una forma más eficiente aplicando algunas técnicas básicas. Primero hay que conocer qué electrodomésticos consumen más, de modo que podamos tenerlos en nuestro punto de mira. Una vez hecho esto es cuestión de utilizarlos pensando un poco. Así por ejemplo:

En la cocina es recomendable cocinar siempre con tapa. Si podemos usar la olla a presión mejor, puesto que es más rápido y, por tanto, se consume menos energía. Además, si utilizamos placa de luz, es interesante que los últimos 5 o 10 minutos de cocción los hagamos tras haber apagado el fuego, aprovechando el calor residual.

No meter alimentos calientes en el frigorífico o refrigerador. Del mismo modo, no es conveniente abrir continuamente la puerta de la nevera, o amontonar la comida, ya que exige gastar más energía para mantener el frío. A esto hay que sumarle una buena limpieza, no dejar que se acumulen placas de hielo en el congelador que hagan que mantener la temperatura sea más costoso.

No es recomendable abrir la puerta del horno mientras se está cocinando ya que se pierde mucho calor. Además, para un buen uso debe estar limpio, al igual que el microondas.

Los aparatos en stand by siguen consumiendo, por lo que se recomienda apagar televisores, impresoras o pantallas de ordenador por completo si no vamos a usarla en al menos 30 minutos.

Publicado en HelpMyCash: https://www.helpmycash.com/cat/energia/como-sacar-el-maximo-partido-a-nuestra-casa-para-ahorrar-en-luz/

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